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Cuerpo de Cristo, cuerpo de peregrino

También en Santiago hoy celebramos el día del Corpus. Somos llamados a contemplar el cuerpo de Cristo en el cuerpo de los peregrinos. Lo hacemos en el servicio a la Oficina del Peregrino, donde todos los peregrinos llegan para sellar el final del camino, en la oración, donde encomendamos al Señor los rostros encontrados, en el Monte del Gozo donde animamos a los peregrinos que llegan a la puerta de la ciudad, en la vida de la comunidad de los voluntarios de Apertas, un cuerpo vivo de Cristo a servicio de su llamada. Y lo hacemos en la Eucaristía: no hay verdadero servicio al cuerpo de Cristo si su alimento no procede de la Palabra, el cuerpo y la sangre de Jesús. La fiesta del Corpus nos recuerda que acoger a los peregrinos es habitar dos sitios, la oración y el servicio, el todo movido por el amor, que solo una profunda contemplación del corazón de Dios nos puede enseñar. Solo así, desde el corazón de la oración, el servicio a los peregrinos se convierte en una experiencia de encuentro con Dios. Quizás también el peregrino que se cree más lejos de Dios tenga experiencia de Él que en cada paso de su camino se ha ido revelando, con discreción y silencio según el estilo de Dios. Ojalá que también por medio de nuestro servicio de acogida Dios se haga presente a ellos.


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